martes, 14 de junio de 2011


MENANDRO
(Atenas, h. 342 a.C.-id., h. 292 a.C.) Escritor griego. De familia acomodada, fue discípulo del poeta Alexis y del filósofo Teofrasto. Escribió más de cien comedias, de las que únicamente una, El misántropo, se conserva entera. Del resto sólo quedan fragmentos, como en el caso de El arbitraje, La mujer de Samos o El hombre de Sición. Máximo representante de la comedia nueva, mostró un enorme dominio de la trama. Destacó sobre todo por la fina observación de caracteres, por lo que muchos de sus personajes se convirtieron en arquetipos (el parásito, el avaro, el misántropo, etc.). Sus comedias fueron imitadas por los autores latinos Publio Terencio y Tito Maccio Plauto, y a través de ellos su estilo pasó luego al teatro renacentista europeo.

Hombre soy: nada humano puede serme ajeno
La samia
Teogonía
Trabajos y días
Escudo
Certamen
MISANTROPO
La obra gira en torno a la figura de Cnemón, viejo misántropo y cascarrabias que sólo entiende la soledad como forma de vida. La reclusión en su casa con su hija y una criada es según Cnemón la manera más digna y pacífica de pasar los días venideros pero esta reclusión del mundo externo y su agrio carácter impiden que cualquiera pueda entrar en su pequeño mundo. Cnemón no necesita nada de la realidad exterior y por lo tanto no quiere que nadie le pida cosas a él. La acción dramática surge con los intentos de Sóstrato y sus aliados por conseguir la mano de la hija de Cnemón. Entre los aliados de Sóstrato destacará Gorgias, joven inteligente y hermanastro de la muchacha quién con su astucia ayudará en gran medida a Sóstrato en la consecución de su objetivo. Tema simple que, sin embargo, se ve compensado por la genial pintura de caracteres. En sus versos emerge la maestría de Menandro como creador de personajes que tanta fama le dio en la posteridad.

Terencio
(Cartago, hoy desaparecida, actual Túnez, 185 a.C.-?, 159 a.C.) Comediógrafo latino. De acuerdo con los pocos datos que se tienen de su vida, fue comprado como esclavo por el senador Terencio Lucano, quien le dio la libertad, el nombre y la oportunidad de introducirse en el ambiente de la nobleza romana. Se relacionó con el círculo de los Escipiones, lo cual le granjeó bastantes enemistades, y desde muy joven se dedicó a la labor literaria. Escribió seis comedias que fueron estrenadas entre los años 166 y 160 a.C., a pesar de la oposición inicial de sus enemigos: Andria, La suegra (de la que posteriormente hizo dos nuevas versiones), Formión, El eunuco, Heautontimorumenos (El que se atormenta a sí mismo) y Los adelfos. Se trata de comedias que, como las de Plauto, siguen los cánones de la nueva comedia griega, con mayor profundidad psicológica en los caracteres y un tono más clásico en la presentación de la trama. La lengua utilizada es sobria y su versificación correcta, aunque poco variada. Su interés en dotar a los caracteres de mayor realismo y veracidad psicológica es en parte el motivo por el cual sus obras se acercan más al drama, en lo que tienen de contenido moral y de reflexión sobre el sufrimiento, que a la comedia del modo como era practicada por Menandro o Plauto. La influencia de su teatro se aprecia, sobre todo, en Diderot, quien identificó en la obra de Terencio la expresión propia del drama burgués. En el 160 a.C. se sabe que dejó Roma, seguramente para emprender un viaje por Grecia y Asia Menor. Murió durante el viaje de vuelta.
Andria
El que se atormenta así mismo
El eunuco
Los hermanos
Formio
La suegra
Una recién casada, cuyo marido está ausente, se va a casa de su madre; su
suegro y su marido creen que lo ha hecho por no poder aguantar a su suegra; esta, que es bondadosa y sin culpa, está dispuesta a dejar su casa para que puedan vivir tranquilos su hijo y su nuera; al final todo se aclara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario