miércoles, 13 de abril de 2011

Jorge Hernandez Campos




                                      





Reconocido como una de las de las voces centrales de la poesía mexicana contemporánea, poeta que se asomó con nostalgia al amor, la vida y lo cotidiano


Saúl Juárez, director general del Instituto Nacional de Bellas Artes, lamentó el fallecimiento ¿de un hombre que, además del importante legado literario que dejó, nos entregó su ejemplo de trabajo en promoción de la cultura, porque José Hernández Campos siempre buscó la forma de que la cultura mexicana, llegara más allá de nuestras fronteras¿.

Poeta, periodista, narrador y traductor originario de Guadalajara, Jalisco (1921), Jorge Hernández Campos estudió contaduría y filosofía en la UNAM; pintura en la Academia de San Carlos; filosofía hispánica en El Colegio de México, donde fue becario de 1948 a 1951, e historia del arte, en Roma.

Dueño de una voz literaria áspera, difícil, pero a la vez nítida y terriblemente lúcida, Hernández Campos legó a la literatura mexicana textos memorables como ILa parábola del terrón y otros poemas (1945), El presidente y otros poemas (1954), El vals (1956), A quien corresponda (1960), La experiencia (1986), El presidente (1992) y Sin nombre, sin seudónimo (2001).









Jorge Hernández Campos (1921)
 
TÚ ERES PIDERA

eres
piedra
y sobre esta piedra
fundaré lo impalpable
la mirada en la nube
el viento entre los árboles
el calosfrío que divide
el agua
de la piel
la desgana.

eres
piedra
y sobre esta piedra
dura
egoísta
dispondré lo efímero
deleznable
la flor en la oreja
la juventud
y si muchos pecados
mucho
también
arrepentimiento.

eres
piedra
y sobre esta piedra
quemaré la casa
pero edificaré
el vino
la cama
revuelta
el amor repudiado
todo lo que
mísero
nos desnuda.
Y las puertas
del infierno
no prevalecerán
contra ello.
        A quien corresponda, 1961
 
VUELVE FLECHA DE AMOR
Vuelve flecha de amor
a la tímida fiera que te huía,
y en la boca tú, llaga,
apetecida
posa de nuevo
tu elocuencia.
Como vino derramado muchas veces
en la memoria,
que tu púrpura
una vez más
me inunde.
Y si no con amor
al menos por la gracia
de haber amado un día
certero vuelve
poema,
vuela,
infortunio,
numerosos,
infinito
tú mismo

que aquí tú me escapaste
dejándome de nuevo
desprovisto.
        A quien corresponda, 1961

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